Cómo organizar el tiempo cuando eres tu propio jefe

Reloj

Imagen: freepik

Cuando trabajas por cuenta propia, una de las grandes claves para llevar tu negocio a buen puerto reside en una correcta organización. Esto es algo que requiere disciplina y tomar conciencia de que tus ingresos no dependen tanto de las horas dedicadas, como de la productividad; es decir, del mayor o menor aprovechamiento de un bien tan preciado como es el tiempo. En relación a este tema, explico cinco pautas que siempre me han funcionado.

La agenda es tu gran aliada

En mi agenda de hoy, entre otras cosas, está escribir este artículo. Por tanto, al comenzar la jornada no he perdido ni un minuto; simplemente he hecho una consulta y he seguido el plan establecido. Normalmente, al terminar la semana programo las tareas básicas a realizar en la siguiente, siendo lo más realista posible a la hora de prever el tiempo que me ocupará cada cometido.

Obviamente, el día a día trae imprevistos y también por este motivo es especialmente valiosa una adecuada planificación, de modo que tengas claras las actividades pendientes y puedas reubicar alguna, si es preciso.

Saber priorizar

Al ir sumando experiencia como autónomo, he ido descubriendo la vital importancia de priorizar. Por eso, procuro colocar en primer lugar todo aquello que realmente me permite llegar a final de mes. Asimismo, reservo mis horas más productivas a las tareas que me resultan muy complejas y exigen una mayor concentración, mientras que el resto lo destino a la «albañilería»; es decir, a lo más sencillo y mecánico.

Stop distracciones

Está claro que Internet y las redes sociales pueden absorber más tiempo del que sería deseable. No tienes a un jefe controlando si consultas el periódico o los estrenos de la semana y, ciertamente, esto es una gran ventaja si sabes aplicar tus propios preceptos.

Lo mejor es designar determinados intervalos para ver la prensa o las redes. Da igual que sea por la mañana, al mediodía o por la tarde; únicamente conviene seguir unas normas, en vez de atender a impulsos desordenados. Como señalaba al principio, la viabilidad de tu negocio no obedece a las horas que dediques, sino a las de trabajo efectivo.

Respeta los horarios

Hace varios años tuve un empleo en el que prácticamente no tenía nada que hacer y, salvo al comienzo de la mañana, consistía en poco más que esperar, pacientemente, el momento de regresar a casa. Algunos incluso lo consideraban una suerte, pero para mí fue una experiencia muy frustrante. Esto, lógicamente, es pura ciencia ficción si eres autónomo, ya que acabas destinando más horas de lo normal, si bien, a cambio no estás pendiente de que agujas del reloj te digan cuándo acabar. Además, si algún día necesitas tomarte un rato libre para un asunto personal no precisas el permiso de nadie.

No obstante, lo apuntado en el párrafo anterior será positivo en la medida en que no te esclavices tú mismo con horarios imposibles y sepas establecer tus momentos de descanso, de una manera razonable. Y si pasas mucho tiempo delante de la pantalla del ordenador, tu vista agradecerá las paradas periódicas, aunque estés concentrado haciendo algo.

Y no olvides dedicar tiempo a la familia

Familia, amigos, hobbies… Quizá este punto lo debería haber colocado al principio, sin embargo, he preferido dejarlo para el final. A mí me encanta mi trabajo y no me cuesta levantarme cada día, pero mi familia es lo primero. Cuando eres autónomo tienes la tentación de dedicar más y más horas. Siempre hay algo que hacer o queda alguna tarea pendiente. Y corremos el riesgo de no prestar la suficiente atención a los nuestros, a los más importantes, a los que nos apoyan si las cosas no van bien y comparten la felicidad de los logros obtenidos. Esto es algo que no se puede descuidar y aquí entra en juego el tema de los horarios, que comentaba en el apartado anterior.

También considero primordial el hecho de que si estoy con mi familia debo centrarme plenamente en ello. Parece una obviedad, si no fuera por ese proyecto que no termina de salir adelante o ese cliente que no ha pagado. Si quieres ser eficiente, es fundamental saber recargar las pilas y disfrutar de lo bueno de la vida.